Las emociones en el mundo del deporte
Los antiguos griegos
ya sabían de la importancia de obtener una adecuada salud estableciendo una
relación armónica entre nuestro cuerpo y nuestra mente. En la actualidad,
vivimos en una sociedad que rinde un considerable culto al cuerpo. La ropa
deportiva, los productos dietéticos y de belleza, los suplementos alimenticios,
los gimnasios y centros deportivos, etc., forman parte de una industria en
auge. Además los atletas y deportistas de élite gozan de una relevante fama y
admiración. Parece indiscutible que esta tendencia por gozar de una buena salud
en el plano físico es una buena noticia, pero… ¿qué ocurre con nuestra mente?
A día de hoy parece
evidente que el estado psicológico de los competidores deportivos influye de
forma relevante en la obtención de sus resultados. Por lo tanto no podemos
obviar la importancia de la salud psicológica de los mismos si queremos
conseguir un buen rendimiento. De ello se encarga la Psicología del Deporte.
La Psicología del Deporte es
una ciencia interdisciplinaria que toma elementos de la psicología,
la fisiología, la kinesiología, la sociología y
la biomecánica y cuyo objeto es el estudio de cómo los factores
psicológicos afectan al desempeño deportivo y cómo la participación en el
deporte y el ejercicio influye en el desarrollo psicológico y el estado físico.
Sin embargo, definir el concepto de psicología del deporte no es una
tarea fácil ya que es un área de aplicación relativamente nueva, su historia no
es muy larga y aún existen diferentes aproximaciones y perspectivas dentro de
la especialidad.
Esta ciencia
interdisciplinar pretende dar respuesta a una serie de necesidades surgidas en
el mundo del deporte como son las siguientes:
-Proporcionar
asistencia psicológica a atletas, equipos, así como asesoramiento a
entrenadores, preparadores físicos y docentes.
-Optimizar los
recursos personales del deportista y contribuir en el progreso de la calidad
del manejo táctico y de comunicación.
-Desarrollar técnicas
para el entrenamiento de habilidades mentales como la concentración, gestión de
estrés y ansiedad,…
El cuerpo y la mente
tienen una estrecha relación. Cuando experimentamos cualquier emoción, nuestro cuerpo
genera una serie de respuestas como la segregación de sudor, aumento de la frecuencia
cardíaca y respiratoria, tensión muscular,… Debido a esta afectación directa en
nuestro organismo, originada por nuestros estados emocionales, podemos concluir
que tan importante es entrenar nuestro cuerpo como nuestra mente.
Es necesario que el
deportista goce de una buena salud psicológica para poder conseguir una mejora
en los siguientes ámbitos:
-Concentración: Es necesario que el estado psicológico y emocional sea el adecuado
para que pueda focalizar todas sus energías y recursos en conseguir el objetivo
planteado.
-Atención: Para evitar distracciones innecesarias y
facilitar un foco atencional que le permita percibir todos los componentes que
se desarrollan en la zona de juego, pudiendo llevar a cabo las respuestas
esperadas con la máxima eficacia.
-Motivación: Deberá ser capaz de movilizar sus energías
internas con la finalidad de conseguir la mejor utilización posible de sus
propios recursos.
-Comunicación:
Sabiendo gestionar sus propias emociones para establecer lazos de conexión
armónicos y eficaces con los componentes de su propio equipo (cooperación), así
como para hacer frente a sus rivales (competencia).
Para conseguir
resultados óptimos en los campos anteriores, es necesario que el deportista
conozca una serie de herramientas o técnicas que le faciliten la consecución de
un estado mental que le ayude a desarrollar su máximo potencial. Algunas de
estas herramientas pueden ser las siguientes:
-AUTOCONOCIMIENTO. El
deportista deberá tomar conciencia en todo momento de cuál es su estado
emocional y anímico, tanto durante los entrenamientos como en los momentos
previos a la competición o durante el propio partido o prueba. ¿Me siento
motivado? ¿Estoy nervioso? ¿Me encuentro con confianza y seguridad? ¿Me estoy
implicando en los entrenamientos todo lo que debería?
-RELAJACIÓN. A través
de cualquier práctica meditativa como el Yoga, o simplemente tomando conciencia
de su respiración y tratando de ralentizarla, dándole un cariz más
diafragmático; el deportista puede aprender técnicas de relajación que le
ayuden a calmarse cuando se sienta nervioso, o a hacer frente al estrés durante
el periodo de entrenamiento intenso.
-VISUALIZACIÓN. El atleta podrá visualizar en su mente con
detalle cómo llevará a cabo los gestos técnicos para realizar la prueba
competitiva. Este ejercicio facilita la activación muscular de los grupos
muscularse implicados en el gesto deportivo, y propicia un estado mental de
concentración en la prueba en cuestión.
¿Qué ocurre cuando un
deportista se lesiona?
Durante una lesión, no
sólo se produce una patología disfuncional a nivel físico, sino que también
nuestro estado mental se ve afectado. Muchas veces el deportista no deja pasar
el tiempo óptimo para la recuperación y debe volver a los entrenamientos y la
competición antes de lo debido. Esto, puede provocar determinados miedos e
inseguridades en el competidor como pueden ser: miedo a volver a sentir dolor,
a ser reemplazado por un suplente, al posible decremento en la habilidad o
destreza deportiva o a no ser convocado.
El estado psicológico
también puede contribuir a fomentar el riesgo de lesión. Esto se debe a que
pueden haber diferentes causas que disparan el estrés ―así como sus respuestas
físicas―, y éstas pueden ser algunas como la pérdida de un familiar, cambios
significativos en el estilo de vida (cambio de casa o de trabajo), demandas de
la competición, fluctuaciones de la motivación, expectativas del ambiente
familiar, etc.
Para evitar estas
lesiones, es conveniente preparar la mente del deportista con la intención de
conseguir lo siguiente:
-Un aumento de la
motivación. Para ello deberemos establecer objetivos realistas y fijar nuevas
metas de logro.
-Trabajar la
autoconfianza. De este modo reduciremos los miedos y el atleta podrá ir tomando
el control de las variables que le afectan, consiguiendo una mayor eficiencia
en el proceso de toma de decisiones.
-Trabajar sobre la
influencia del estrés para alcanzar el estado óptimo de éste.
-Trabajar con
deportistas suplentes, ya que suelen estar menos preparados para afrontar la
presión de las pruebas competitivas.
¿Dónde está el límite?
Roger Bannister, es un
atleta británico, ya retirado que fue especialista en pruebas de medio
fondo. Es reconocido a nivel internacional por haber sido el primer hombre en
la historia capaz de recorrer una milla (1.609 metros) en menos de 4
minutos. Los médicos pensaban que nunca nadie podría realizar estar prueba en
un tiempo inferior a 4 minutos porque era la prueba que más ictus cerebrales e
infartos de miocardio producía. En 1994, en Oxford, Roger Bannister batió el
récord mundial realizando esta prueba con un tiempo de 3:59,4 siendo el primer
hombre en la historia en bajar de los 4 minutos.
Lo curioso de esta
historia fue que cuando el tiempo obtenido por Bannister se hizo público, Solo
46 días después, el 21 de junio, el récord de Bannister fue batido
en Turku, Finlandia, por el australiano John Landy, que corrió
la distancia en 3:58,0. Ese mismo año 37 atletas mejoraron su propio registro,
y en tan solo dos años lo lograron unos 300. El tiempo de la milla fue bajando
hasta llegar a 3:43,13, un tiempo 17 segundos por debajo de una marca que se
consideraba imposible de conquistar.
Esto nos demuestra que
muchas veces la mayor barrera que los deportistas encuentran no son sus
limitaciones musculares, sino que se encuentra en su propia mente. A veces,
tanto en la vida como en el deporte, nuestro oponente más temible somos
nosotros mismos.
Es por eso que el
deportista debe adoptar una manera de pensar que le ayude a evitar:
-Pensamientos de
ansiedad previos a la prueba competitiva.
-Un diálogo interno
negativo del tipo «seguro que vuelve a salirme mal», «tengo que ganar o
decepcionaré a todo el mundo», «con este contrincante no tengo nada que hacer,
siempre pierdo». Esto es especialmente importante porque podemos caer en el
fenómeno de las profecías auto cumplidas.
-Evitar la presión
impuesta, especialmente la autoimpuesta, ya que esto transforma la práctica
deportiva en un ejercicio agónico y frustrante que puede hacer generar
sentimiento de impotencia.
-Además de todo esto,
el atleta deberá aprender a aceptar que siempre habrá algunos factores que no
puede controlar como las condiciones atmosféricas, el estado de las
instalaciones, la actitud del rival, el comportamiento de los espectadores o el
nivel técnico y táctico del equipo contrario. Pero deberemos de dotarle de
estrategias para que mejorar aquello que sí que depende de él como su actitud,
voluntad, el autocontrol, sus creencias o su diálogo interno.
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